Prologo
Ellos vivían en casa de un cazador, Tomás. Eran unos beagles cachorros, eran un grupo de beagles de 5 machos:
Blaise (6 años): Era un beagle, que al igual que algunos humanos, poseía un liderazgo innato, era de complexión robusta, ágil, más o menos inteligente, grande y a decir verdad, para las beagles, un perro bastante apuesto. Estaba enamorado de Orquídea. Este perro fue el último, junto a su hermano Bingo que obtuvo Tomás.
Bingo (3 meses): El hermano pequeño de Blaise, Bingo, un perro pequeño, de naturaleza enclenque, muy inteligente pero bastante débil. A pesar de esto, nunca se sintió humillado ante la imponente figura de su hermano mayor.
Shangai (4 años): Era un perro bastante grande y fuerte, de complexión robusta, casi siempre agresivo, no profesaba mucho afecto por Bingo y Quimbler, debido a que eran de naturaleza muy débil. Sin embargo, a pesar de ser muy rudo, amaba a Huska, y era el mejor amigo de Blaise.
Quimbler (2 años): Este era un perro pequeño pero robusto, que siempre estaba, o tan tranquilo que parecía un anciano amargado, contando cuentos o tan vivaz como un niño alborotador, haciendo destrozos. En ocasiones resultaba bastante desagradable, con sus burlas. El quería a Helga, y Helga a el.
Flash (6 meses): Este era un perro de tamaño mediano, extremadamente rápido, vivaz y peligrosamente temerario. Lamentablemente era un perro muy estupido. A pesar de eso, era muy querido por todo el grupo. Debido a su tremendo parecido, estaba enamorado de Rápida.
Y 4 beagles hembras:
Orquídea (5 años): Una perra grande, coqueta, inteligente, la primera que obtuvo Tomás, que estaba enamorada de Blaise y Blaise de ella.
Helga (1 año): Una perra pequeña, un poco fea, que gustaba de hacer travesuras. Por una extraña razón padecía de un miedo extraordinario por Shangai. Además quería a Quimbler.
Rápida (5 meses): Una perrita mediana, vivaz, siempre corriendo, que sentía bastante afecto por Flash.
Huska (3 años): Era una perra que venía de Liberia, tenía una complexión parecida a la de Shangai, pero no era agresiva. Al igual que Blaise y Orquídea, Helga y Quimbler Y Flash y Rápida, Huska y Shangai estaban enamorados el uno del otro.

Capítulo 1 Abandonados
Vivían en Asia, en una región en la que, a pesar de estar prohibida la caza furtiva, abundaba mucho la caza furtiva… uno de los más empedernidos, sanguinarios y asesinos cazadores furtivos era Tomás.
Un día, en el garaje de Tomás, un pequeño garaje con un Porche, los perros dormían tranquilamente hasta que…
· Psst ¡despierta! - ¿Qué? – Blaise levantó la cabeza de entre sus mantas, Bingo lo acababa de despertar. Ya iba a regañar al pequeño Bingo, cuándo al ver a Bingo, con los ojos rojos por el llanto, lleno de terror, solo le pudo decir- ¿Qué te pasa Bingo?- Entonces Bingo le relató asustadísimo, lo que vio: “Yo no pude dormir, estaba viendo por la ventana, pensando, sin poderme dormir, cuando de repente, un carro policiaco negro de la policía que protege la Flora y Fauna, parqueo frente a la casa. Del carro salieron siete policías uniformados, seis hicieron un cerco y apuntaron hacia la puerta, y el séptimo fue a tocar el timbre. Al rato salió Tomás, en bata de dormir, mientras miraba soñoliento a los policías con desconcierto, les preguntó si deseaban algo. Un policía le explicó tranquilamente: Queda usted arrestado por haber practicado caza furtiva en zona no autorizada el día de ayer. Al oír eso, Tomás, sin dar tiempo a los policías, ni dar la más pequeña muestra de sueño, levantó la mano, le propino una bofetada a un policía y salio huyendo hacia unos matorrales. Cuatro policías salieron corriendo, y después de una breve persecución, lo atraparon. El sargento de la policía, un hombre muy honrado, pero que estaba enfurecido por la agresión a su compañero, después de esposar a Tomás, le dijo: Por haber cazado en zona protegida, Por haber agredido a un policía, y Por haber intentado huir: se le llevara a un juzgado, en donde se dictará cuantos años de cárcel tendrá usted, tiene derecho a un abogado y a guardar silencio. Después de ver que el policía herido estuviera bien, se fueron en el carro”. Más tarde Tomás fue llevado a un tribunal, juzgado y condenado a 10 años de prisión, a los siete años de prisión, intentó fugarse, durante la fuga, se le disparó y murió. Pero esa no es nuestra historia.

Al terminar el relato, el soñoliento Blaise dijo: -bueno ¿y el que Tomás no esté en que nos afecta? -¿Estás loco?-Interrumpió Bingo alterado -¡No tenemos comida, está encerrada en la casa y no sabemos en donde, la policía vendrá a revisar la casa y nos llevará a la perrera!-. Blaise, comprendiendo el peligro de la situación, respondió: -¿Qué propones hacer tú?- A lo que Bingo respondió tras una breve pausa: -Pues deberíamos intentar salir de aquí y llegar a algún lugar de las montañas-. Tras meditar un momento, Blaise dijo: Está bien pero hay que despertar a los otros. Tras repetidos intentos, pues estos Beagles eran muy dormilones, los consiguieron despertar. Después de despertarlos, y que se les explicara lo que pasó y lo que esto significaba, se pusieron muy nerviosos. Tras muchos frustrados intentos, desistieron de derribar la puerta. La puerta era de un acero muy fuerte, muy bien hecha. A los pocos minutos (Aunque a ellos le parecieron siglos), escucharon a un elefante pastar muy cerca del garaje. -¡Tengo una idea!- gritó Bingo, alarmando a los otros con semejante grito.- Sí conseguimos que el elefante, nos embista, derribara el portón, y al ver que el carro es más grande que nosotros, lo destrozará antes, y nos dará tiempo para escapar, hacia un bosque cercano-. ¿Pero-preguntó Helga- como haremos que nos embista?

Después de unos ratos de angustioso silencio, Quimbler dijo: Creo que puedo contaros una anécdota que puede sernos útil: Una vez, Tomás me llevó a pasear en el carro, yo iba adelante a la par suya. Íbamos al pueblo que queda más cerca para comprar comida. Yo iba sacando la cabeza, sintiendo el fresco aroma que me traía el aire, de repente en un giro repentino de la carretera, resbalé y con la pata delantera presioné el botón del centro del timón. Inmediatamente se oyó un ruido muy agudo, no sé que ruido era. Lo que paso después fue confuso, un venado que estaba cerca se puso a hacer como si iba a embestirnos, las ardillas se sobresaltaron y yo me puse a gruñir. Lógicamente, Tomás continuó la marcha a la carrera. Yo creo que el ruido lo produjo el botón delantero. En este punto, Shangai lo interrumpió: Está claro que el botón produjo el ruido, y ese ruido hará enojar al elefante y embestir al que lo produjo. Y antes de que cualquiera pudiera decir guau, Pegó un saltazo enorme contra el vidrio del carro, lógicamente el vidrio se rompió, y al romper el vidrio cayeron todos los pedazos de vidrio como que si fueran una lluvia de granizo. Afortunadamente Shangai sólo se había rasguñado en la pata delantera y gritó: ¡Vamos Quimbler salta, de prisa, y toca el botón! Quimbler corrió y saltando sobre los trozos de vidrio se precipitó sobre la bocina y pito. Rápidamente salió del auto.

Capítulo 2 La Embestida
Se comenzaron a oí unos barridos tremendos, luego pisadas que se dirigían directo a ellos. Blaise gritó: ¡Háganse para los lados! Y del lado izquierdo quedaron: Blaise, Shangai, Huska, Bingo y Orquídea. Del lado derecho quedaron: Quimbler, Flash, Rápida y Helga.

De pronto el portón cayó hecho pedazos, y vieron asomarse a un furioso elefante asiático, un joven pero gran ejemplar con los ojos rojos de furia. Blaise gritó: ¡todos fuera! Había escuchado unos gemidos, y los iba a socorrer, pero primero había que esconder a los otros en el bosque.
A la orden de Blaise todos salieron. Blaise miro a su alrededor, iban por unas colinas verdes y adelante suyo estaba Flash, a la par Huska, justo detrás Orquídea, más atrás Bingo, pero a los otros no los vio. Nervioso, apresuró la marcha a los otros.
Al rato llegaron a una carretera en la que con mucho cuidado (para que no los aplastara un carro) la cruzaron viendo para todos lados, al cruzarla llegaron a un bosquecito de abetos cercano, donde ya estaba Rápida esperándolos. Blaise dijo: Iré a ver donde están Quimbler, Helga y Shangai. ¿Quién me acompaña? Qué solo sea uno. Al fin fueron Blaise y Flash. Corrieron con todas sus fuerzas para socorrer a sus compañeros, que probablemente estarían heridos por el elefante asiático.
Al llegar al jardín vieron salir cojeando a Quimbler. –Quédate con el, Blaise- dijo Flash. Y salio corriendo hacía el garaje, al rato salió Helga, que parecía no entender que sucedía y Shangai que había distraído al elefante para que pudieran salir ilesos los dos, tal como sucedió.
Inmediatamente partieron para el bosquecito. Blaise a la cabeza, junto a Shangai, Atrás Quimbler apoyado en Helga y Flash. En la carretera, después de que pasarán Shangai y Blaise, un carro estuvo a punto de aplastarlos, pero afortunadamente no pasó nada malo, sin más contratiempos llegaron al bosquecito.
Bingo estaba muy nervioso mientras esperaba la llegada de Blaise y los otros. Por eso al llegar Blaise y los otros sin que faltara nadie, se volvió casi loco de alegría. Después de que Blaise calmara a Bingo se sentaron a escuchar lo que les había pasado a Shangai, Helga y Quimbler, por común acuerdo, Quimbler la contó: Cuándo el elefante embistió el portón, un gran trozo de hierro que debía ser parte del portón, me cayó sobre la pata delantera, y comencé a gemir, esos gemidos fueron los que Blaise escuchó. A pesar de la pata herida, me salí arrastrándome de ese lugar, y me quede observando. Helga, al asustarse por los barridos del elefante, giro muy bruscamente la cabeza, y se golpeó contra el palo de la escoba, este golpe, la hizo caer aturdida. Entonces Shangai, dando una muestra de loco valor y temeridad, comenzó a ladrar, y morder las patas del elefante, dándome tiempo a mí de alejarme, y a Helga de pararse y correr. En cuanto estuvimos seguros, Shangai se escondió bajo el auto, y el elefante al no poder sacarlo, comenzó a destruir el auto, levantando las patas delanteras, y luego dejándolas caer sobre el auto. Entonces Shangai corrió hacía nosotros, fue entonces cuando Flash y Blaise llegaron. Entonces nos fuimos todos juntos, dejando atrás un destrozado garaje, un furioso elefante asiático y un pobre Porche rojo destrozado.

Capitulo 3 El Zorro
Debemos partir inmediatamente-dijo Blaise-dentro de poco vendrá la policía alarmada por el ruido, y nos querrá llevar a la perrera-. Como ninguno quería ir a la perrera, se pusieron en marcha inmediatamente. Tras un rato de cansada marcha, Orquídea se detuvo y comenzó a olfatear el aire con el pelo erizado. Todos los beagles se alarmaron inmediatamente, y se pusieron a oler. –Psst, Blaise,-Bingo preguntó-¿Qué es ese olor?-
Zorros, Bingo, 2 zorros- respondió Blaise, luego dirigiéndose a Quimbler- Quimbler, lleva a las hembras y a Bingo a un buen escondite-.
Como Quimbler no tenía ningunas ganas de ver a un zorro, obedeció instantáneamente. Encontró dos escondites: el hueco de un árbol y un tronco hueco tirado en el piso. Quimbler, Helga y Rápida en el hueco del árbol, Bingo, Orquídea y Huska en el tronco.

Flash se puso entre el tronco y el árbol, Shangai delante del árbol y Blaise delante del tronco. Al rato sobre un montículo aparecieron dos zorros, un pequeño cachorro de más de tres o cuatro meses de edad, y un ejemplar bien grande, poseía una piel bellísima, además era completamente seguro que era el papá del cachorro. El cachorro se quedó allí, mientras el adulto se les acercaba enseñando los dientes. Entre dientes, Blaise les dijo un plan a Flash y a Shangai. En cuanto el zorro estuvo cerca. Shangai se puso a un lado del zorro, Flash se preparo para correr y Blaise se puso frente al zorro. El zorro saltó sobre Blaise y mientras Blaise lo esquivaba, Flash corrió hacía el cachorro. El zorro al ver que su hijo estaba en peligro se volteo para socorrer a su hijo. En ese instante Shangai saltó y desgarró gran parte de la piel del zorro. El zorro después de gemir siguió corriendo hacía el cachorro. Entonces Flash regresó, pues no tenía sentido hacerle daño al cachorrito. El zorro al estar con su cachorro se tranquilizo al ver que no tenía nada, y se fue por donde había venido, ya que herido no podía luchar contra tres perros.

Inmediatamente volvieron a emprender la marcha, contentos por haber eludido al zorro sin haber sufrido daños. No caminaron mucho cuando escucharon unos tiros de fusil seguidos de unos gritos de socorro dados por algún animal moribundo. Lo que acababa de pasar era raro ya que en ese lugar estaba prohibida la caza, al rato oyeron una radiopatrulla, al cazador montar un jeep y luego a los policías persiguiéndolo. Como los gritos de socorro continuaban, Blaise, Orquídea y Shangai fueron a ver quien estaba herido.
Guiados por los gemidos (que cada vez eran más débiles) encontraron una cueva, frente a la cuál estaba el zorro con el que habían peleado en la mañana. Pero ya no estaba de caza, estaba tirado en piso, con dos balas, una en la cabeza y otra en el lomo. Ya era seguramente zorro muerto. Al lado suyo estaba el cachorro, llorando por lo que le pasaba a su padre. Cuándo llegaron frente al zorro, El zorro le dijo respirando con dificultad a Blaise: Perro, indigno esclavo del hombre, espero que todavía conserves algo del honor que tenían tus ancestros los lobos, pro…méteme que cui…darás a mi cachorro, re, recuerda que el puede serte útil como ras, rastreador. ¡PROMETELO! Blaise conmovido dijo: Lo prometo.
Una sonrisa cruzo los labios del soberbio zorro, reposó la cabeza sobre el suelo, y después de decirle a su hijo: Se el orgullo de la estripe de tu padre, expiró.
El cachorro tras llorar largo rato a su padre se les unió, dijo llamarse Rapaz, tenía 4 meses y ya tenia el tamaño de Helga, que tenía un año. Al tiempo, Orquídea fue a llamar a los otros y pasaron la noche en la cueva. Después de decidir que solo dormirían ese día y tal vez el siguiente en esa cueva, por si volvían los cazadores furtivos.

Capítulo 4 La Marcha
Al día siguiente por la mañana, se dieron un banquete con las presas que había cazado el Zorro grande, Zalgai el día anterior. Consistió en dos conejos, tres patos y un cerdo pequeño. A pesar de que los Beagles no estaban acostumbrados a comer carne, sino concentrado, se acostumbraron rápidamente a la nueva comida.
También se quedaron allí curando a Quimbler. Rapaz, al parecer, sabía por su padre muchas cosas de medicina. Les habló de cierto frasco llamado por los zorros Algarian, aunque en realidad era un frasco de alcohol. El frasco se había caído de una ambulancia, al caer se había roto. Pero el zorro mayor, Zalgai se dio cuenta que esa cosa era medicinal, pues a veces miraba gente herida en esa ambulancia, y a los días después estaban sanos. Así que usando un plato que le había robado a un perro, vertió el alcohol en el plato. Luego empujo el plato hacía la cueva y lo tapo con hojas secas.

Blaise envió a Rapaz a traerlo. Al rato vieron regresar a Rapaz, empujando un plato de metal de los que se usan para el agua de los perros. Obviamente regó un poco de alcohol, pero lo llevó ante Blaise. Rapaz se sentó con la cabeza erguida. Puso el plato entre sus patas delanteras, y con mucho aplomó dijo: Aquí esta el Algarian, capitán. Eso provocó las risas de todos, incluso de Quimbler. Por fortuna Quimbler solo tenía unos rasguños, por lo que el alcohol lo curo fácilmente.
Poco después, Blaise se llevó a Bingo a solas y le preguntó: -¿Adonde debemos ir?-
-Yo pienso que deberíamos ir a un lugar, que sea alto, plano, como una meseta con pocos o ni un depredador-. – ¿y donde está ese lugar?-
¿Ves esas colinas? Pues bien, ahí debemos ir.- Blaise vio hacia donde señalaba Bingo, y distinguió unas colinas, lejanas en la neblina con la descripción exacta de Bingo, excepto por los depredadores que no se podía saber si habían, el único problema era lo lejos que estaba.

Ya era el mediodía cuando Blaise decidió avanzar hacía las colinas que Bingo había señalado. -¡Partamos, inmediatamente hacía esas colinas!- Después de unos instantes de duda, pues las colinas estaban muy lejos, y ¿quién sabia que había en el camino? decidieron seguir a Blaise y Bingo, que ya les habían sacado ventaja, por lo que tuvieron que correr.
Como todo era maleza, la formación era la siguiente: Shangai y Blaise a la cabeza, Orquídea y Huska después, Bingo y Helga detrás, Rapaz cerraba la marcha. Los centinelas eran: Quimbler hasta atrás, Rápida al lado izquierdo del grupo y Flash al lado derecho. Quimbler debía avisar si los seguían por detrás y Shangai y Blaise rompían la maleza para que todos pudieran pasar.

Capítulo 5 El Doberman
Ya habían hecho cerca de la mitad del recorrido, cuándo Flash ladró alarmado: diciendo que un perro grande se les acercaba a toda marcha, y no parecía tener buenas intenciones. Inmediatamente Blaise dio la orden de que se unieran al grupo Flash, Rápida y los demás centinelas.
La verdad era que el perro era un Doberman y al que quería cazar era al zorro. A muchos pasos de distancia del Doberman estaba su dueño, este no era un cazador furtivo, ni un cazador en área autorizada, era un preocupado dueño siguiendo a su perro, que se acababa de escapar
.

Inmediatamente Blaise dijo:-¡TODOS corran hacia el río!- Inmediatamente, emprendieron la marcha, Flash adelante, con Rápida, Helga, Bingo y Quimbler, un poco detrás Orquídea, Rapaz y Huska, y en la retaguardia, para cubrir la retirada, Blaise, y Shangai.
De pronto Flash y Rápida se quedaron quietos. El río que tenían delante era ancho, de aguas muy rápidas, seguramente muy difícil de cruzar. Cuándo todo el grupo estuvo reunido, decidieron que lo mejor era saltar por las rocas. Sin embargo no sería fácil, ya de por si saltar por esas rocas sería en extremo peligroso, ni hablar con un Doberman atrás.

Por fin comenzaron a saltar, por orden de Blaise debía haber un espacio de una roca entre cada perro y solo eran 12 rocas. Ni cortos ni perezosos, ya Flash y Rápida habían saltado, como había dos caminos de rocas en el agua, Flash siguió uno y Rápida otro. Poco después de la separación de caminos, Rapaz gritó alarmado: ¡NO, Flash, esa roca esta suelta! Pero ya era tarde Flash salto sobre la roca floja, y con el peso de su cuerpo, Flash y la roca fueron arrastrados por la corriente.

Antes de que cualquiera pudiera decir guau, Rapaz había saltado al agua y con unas patas fuertes de nadador logró nadar hasta Flash, sostenerlo y llevarlo a la orilla. Rápida los recibió en la orilla aliviada, a pesar de que los dos estaban más mojados que muertos, y más muertos que vivos.
Después comenzaron los demás a cruzar, cuando solo quedaban Blaise, Rapaz, Shangai, Huska y Orquídea, Shangai se quedo viendo unos ojos en los matorrales, de pronto el dueño de esos ojos saltó sobre ellos y apareció un enorme Doberman justo delante de ellos. Rápidamente se le tiro encima Shangai, y no tardó en unírsele Blaise, mientras Orquídea y Huska pasaban el río.

Del otro lado del río ellos solo podían vislumbrar una masa de polvo y de vez en cuando los hocicos del Doberman, de Shangai y de Blaise nada más. De pronto Blaise salio despedido por los aires para caer a unos metros de distancia. Al rato se oyó el disparo de un fusil, que era del dueño del Doberman, que quería que su perro regresara con el. Como si el disparo fuera la señal esperada, Blaise pego un brinco enorme salto sobre el Doberman y no dejo de morder su lomo. El Doberman acobardado salio huyendo, y Blaise, Shangai y Rapaz habían salido, no completamente ilesos, pero mejor que el Doberman.

Capítulo 6 La Captura
Los perros una vez cruzado el río, emprendieron la marcha. Cada vez que avanzaban más el terreno se volvía más agreste, de pronto en la cima de una pequeñísima colina, Quimbler observó un pequeño poblado justo en la dirección en la que iban. Sin embargo, creyendo que no era un peligro no les dijo nada a sus compañeros.
Lo que Quimbler no sabía era que en ese pueblo, vivía un señor muy rico que odiaba a los perros. Todos los perros que encontraba que fueran finos los metía a la perrera, y a los callejeros los mataba.

Al rato de angustiosa marcha, comenzaron a oír unos pasos, antes de que cualquiera pudiera hacer algo, saltaron 5 hombres con redes y comenzaron a tratar de agarrarlos. Blaise pudo ver a Bingo, Rapaz, Orquídea y Rápida que huían hacia la espesura del bosque. De pronto un hombre rubio, que parecía ser el jefe de esos hombres le dijo a un su compañero más bien chaparro que agarrara a esos perros. Inmediatamente saltó Blaise sobre el hombre chaparro y lo derribó. Esta heroica acción logró salvar a Bingo y los otros, pero no a él.
Al rato lo metieron a una camioneta de la perrera. Ahí encontró a Huska, Shangai y Flash. Quimbler y Helga estaban en la parte delantera de la camioneta. Mientas tanto, Rapaz había guiado a los otros a un refugio contra la lluvia, y luego había seguido el rastro de la camioneta junto a Orquídea.

Al rato, llegó frente a la perrera. Ahí estaban encerrados Blaise y los demás. Debían encontrar la manera de entrar ahí. De pronto escuchó a un hombre decir que iría a recoger a un perro que acababan de encontrar. Rapaz pensó: Si espero a que regrese, el abrirá el portón para entrar, yo puedo aprovechar ese momento para entrar. Ya veremos luego la forma de salir. Cuándo le comunico su idea a Orquídea ella respondió que estaba de acuerdo, y que podrían salir por un hoyo que había entre las rejas, pero que lo hicieran mañana, puesto que el hombre iría al día siguiente. Luego se escondieron en un arbusto.
Adentro de la perrera, Blaise y los otros habían sido separados en celdas. Shangai y Quimbler quedaron juntos. Flash y Huska también. Helga había sido puesta sola y Blaise con un Chihuahua.

7. La Liberación
En una de las celdas de enfrente, había 5 schnauzers adultos. Existía una vieja rivalidad entre esos dos tipos de perros. Por lo que no tardaron en gruñirse mutuamente. Los schnauzers se pusieron a saltar contra su puerta, y Shangai contra la suya. Por una extraña razón las dos puertas, eran las más viejas y estaban medio oxidadas, por lo que cedieron rápidamente. Procediéndose a un encuentro entre Shangai y Quimbler y los schnauzers.

Por suerte, a esas horas, ya estaba cerrada la perrera. Blaise gritó: ¡Deja Shangai, tranquilízate, mejor huye de aquí! Pero Shangai, muy enfrascado en esa pelea, no le hizo el menor caso. Quimbler tenía encima a dos schnauzers, Shangai a otros dos y el otro saltaba dando mordiscos a diestra y siniestra. Una fuerte patada de Shangai aventó a un Schnauzer sobre la puerta de Blaise. Obviamente este schnauzer quedo fuera de combate. La caída de este schnauzer abrió la puerta de Blaise. Al verla abierta dos schnauzers se tiraron sobre el chihuahua, inmediatamente saltó Blaise y volcó a uno de los atacantes. Al tiempo que el chihuahua mordía al otro en unas partes que sería mejor no mencionar.
Al rato, irrumpió en la perrera Rapaz apresurándolos a escapar. Antes de que huyeran, el chihuahua le pidió permiso a Blaise para unirse al grupo. Inmediatamente partieron. Mientras los acobardados schnauzers les ladraban cual si fueran coro viéndolos irse.

Obviamente, Blaise aceptó al chihuahua, que dijo llamarse Blackie en el grupo. Y juntos, salieron al aire libre después de que pasaran por el hoyo, junto al que estaba esperando Orquídea y llegaron con los otros. Después de las ceremonias de bienvenida, se prepararon para partir. En busca de esas colinas. Lamentablemente, dos de los guardias de la perrera los siguieron y se tiraron encima para atraparlos. Esperaron tenderle una emboscada cuando pasaran cerca de cierto árbol. Cuando el grupo se acercaba, les salieron al encuentro los guardias, esperando desconcertarlos. Pero ellos fueron quienes se desconcertaron al ver 9 Beagles, 1 Chihuahua y un zorro. Sin darles tiempo a nada, se abalanzaron Rapaz, Blaise, Blackie y Shangai sobre uno. Mientras que Orquídea, Huska, Helga, Quimbler y Bingo se lanzaban sobre el otro. Al tiempo que Flash y Rápida corrían entre las piernas de ambos.

Al verse tan ferozmente atacados, decidieron emprender la retirada. Así que los guardias corrieron acobardados hacia el pueblo. Temerosos de que los guardias pudieran regresar con más hombres, partieron inmediatamente.
Capítulo 8 Las Colinas
Cuál sería su sorpresa al contemplar, erguidas ante ellos, las colinas de Bingo. Las colinas tenían un tono azulado, un cielo azul fuerte, varios lagos, bosques, en fin era casi un paraíso terrenal. Pero sin embargo, se miraba un poco de humo en cierto lugar.
Antes de ascender, se detuvieron a comer y descansar. Shangai, Huska, Blaise Rápida y Rapaz salieron de cacería. Cuándo se fueron, Quimbler estuvo lanzando burlas al chihuahua como por ejemplo: “Bola de pelos negros, ¿Cómo vas a escalar esta montaña? Enano de ojos saltones, aunque saltes con los ojos no llegaras a la cima.” Por culpa de esas burlas, Blackie (El chihuahua) esta cambiando de color negro a rojo, y los ojos de saltones a rojos de ira. Por suerte, llegó Bingo e impidió que se armara una terrible riña pegándole un par de mordiscos a Quimbler.

Mientras tanto, Blaise, Rapaz, Shangai, Huska y Rápida habían encontrado unos tacuazines. Estos roedores, tenían casi el tamaño de estos beagles y eran una manada de 12 integrantes. Sólo habían 8 crías, pero a estas de decidieron no tocar ningún Tacuazín a menos que estuviera enfermo, para protegerse. Al observar atentamente, vieron que había una cría, un anciano y 2 machos que estaban enfermos. Rápidamente tendieron una emboscada a la manada de tacuazines. Rapaz paso como un suspiro tomando a la cría, Rápida distrajo a los dos machos heridos y los atrajo hacia ella, alejándolos del resto de la manada. Inmediatamente Huska Shangai y Blaise se les lanzaron encima. Al anciano tacuazín lo dejaron vivir. Partieron en dirección al pie de las colinas de la siguiente manera: Rapaz llevaba a la cría entre sus dientes. Shangai y Blaise llevaban al macho más pesado, y Orquídea y Rápida al más liviano.

A la cría se la comieron Rapaz y Blackie. Rápida, Bingo y Flash se comieron a un macho. Al otro macho se lo comieron Orquídea, Huska y Helga. Entonces agarraron a un conejo que se había perdido y a un correcaminos. Al correcaminos se lo comió Shangai y al conejo se lo comió Blaise. A Quimbler no le dieron su comida porque se había burlado de Blackie. Después de que todos comieran durmieron un rato.
Capitulo 9 El consejo
Como todos se durmieron, Blaise y Rapaz se quedaron de guardia. Durante la guardia Blaise se llevó a Rapaz aparte y le dijo:
· Rapaz, He estado pensando, y creo que talvez tenga razón Quimbler en que Blackie no consiga llegar a la cima de la montaña.
· Es posible, Blaise, pero de no poder llegar lo ayudaremos tu, yo y Shangai. Lo que me preocupa es el humo, estoy seguro de que era un pueblo.
· Rapaz, Eso lo discutiremos más tarde con el grupo.
Inmediatamente Rapaz fue a despertar a los demás y celebraron un consejo.
Shangai: Blaise, ¿por qué nos has despertado?
Blaise: Tenemos que hablar de algo: El humo que se divisa en las colinas, ¿Qué creen que sea? ¿Un pueblo o un grupo de cazadores? Que cada quién diga lo que creen que hay que hacer y que hay allí.
Quimbler: En mi opinión, allí hay un grupo de cazadores.
Orquídea: Estoy de acuerdo con Quimbler.
Blackie: Blaise, por la zona no hay cazadores. Estoy seguro de que es un pueblo. Convendría ir a ver si la gente es pacifica, y de pasó robarles un poco de comida.
Blaise: ¿Hay alguien que este en desacuerdo con Blackie?
Rapaz: No, yo creo que debemos obedecer el consejo de Blackie, puesto que el conoce la zona y nosotros no. Vayamos al pueblo.
Shangai: Si, ya hemos descansado lo suficiente partamos de inmediato.
Todos se desperezaron y se prepararon para subir la colina.

Capítulo 10 Los gatos monteses
Debido a que el camino era estrecho, todos subirían la colina de dos en dos y de la siguiente forma: Rapaz solo a la cabeza actuando de explorador, Blaise y Shangai detrás, actuando como la vanguardia, Blackie y Bingo detrás de Blaise y Shangai, Huska y Orquídea detrás de Blackie y Bingo, Rápida y Helga detrás de Huska y Orquídea y Quimbler y Flash hasta atrás, actuando como la retaguardia. Comenzaron a subir. La colina tenía 1,500 metros de altura, de los cuales los primeros quinientos eran inclinados y muy pedregosos, los siguientes quinientos metros eran pedregosos y casi verticales y los últimos quinientos metros eran una subida casi plana, y nada pedregosa. Ya habían dispuesto hacer solo 9 paradas, tres en cada clase de terreno. Sin embargo, a diferencia de lo que pensaba Blaise, la ascensión estaba resultando fácil, y Blackie no tenia problemas para seguir a los demás. Solo tuvieron que hacer dos paradas en la primera clase de camino. Cuándo se disponían a seguir al siguiente camino, surgió un problema. Rapaz iba a la cabeza, apartando los matorrales grandes o con espinas. El resto lo quitaban Blaise y Shangai. De pronto Rapaz escuchó un ligero maullido del árbol más próximo. Se detuvo bruscamente, haciendo atropellarse a toda la fila. –Estupido y desgraciado zorro, ¿Qué diablos sucede?- Exclamó un furioso Shangai. Mira hacia ese árbol, Fue la respuesta que dio Rapaz. Shangai respondió: ¿Qué? Es un simple gatito. Alterado, Rapaz le respondió: ¡simple gatito! Ya veras los simples arañazos que te hará. Además no es solo uno son 4, y nos darán dura batalla. Efectivamente, en las ramas bajas del árbol estaban cuatro gatos con el pelo totalmente erizados. Además de ello estos no eran unos gatos cualquiera, eran los salvajes gatos monteses. Los tres estaban realmente furiosos por la repentina incursión en sus dominios. Sin embargo, los beagles no eran unos conejos cobardes. Inmediatamente se dieron cuenta del peligro, idearon un plan en el que únicamente no participarían las hembras, Bingo y Blackie. El plan era el siguiente: Shangai sambolotearia las ramas bajas, hasta que cayeran los tres gatos. Flash los distraería brincando de un lado a otro, y Blaise, Rapaz y Quimbler se lanzarían cada uno sobre un gato. Dieron inicio al plan. Shangai se abalanzó sobre las ramas bajas y las comenzó a zarandear con todas sus fuerzas, asustados por el repentino ataque los tres gatos cayeron uno sobre otro. Entonces Flash saltó para distraerlos, pero en vez de distraerse, los gatos pegaron carrera para destrozar a Flash. Entonces se dieron cuenta de que los gatos eran igual de rápidos que Flash, por lo que les interceptaron el paso. Blaise se paró frente al más grande, Rapaz frente al más chiquito y Quimbler sobre el otro. Los gatos monteses tropezaron con ellos y todos cayeron entre ladridos y maullidos de dolor. Desgraciadamente, Bingo, Blackie y las hembras estaban muy lejos, Shangai venía corriendo pero también estaba lejos y Flash se había alejado demasiado en su carrera. Entre todos los ladridos y maullidos se distinguió de pronto un lastimoso ladrido, que hizo callarse a todos. Entonces, entre la nube de polvo se alcanzó a ver a el gato más grande montado encima de Quimbler, que tenía una pata retorcida. Blaise lanzó un gruñido de rabia y se abalanzó sobre el gato más grande. Los otros trataron de impedirlo, pero Rapaz los interceptó. En ese instante llegó Flash a la lucha, y se puso a ayudar a Rapaz que estaba realmente inferior contra los dos gatos. Si el ladrido de Quimbler al ser herido, fue bastante agudo, el maullido repentino que se oyó fue más que espeluznante. Entonces, Flash, Rapaz y los dos gatos vieron hacia la pelea de Blaise y el gato más grande. El gato mayor se estaba arrastrando, con piel hecha jirones y Blaise tenía en la boca un trozo de pellejo de más de 10 centímetros. Realmente la imagen era extraña, el gato tirado, tenía una expresión tal de dolor y de miedo, mezclados con una mirada de odio. En cambio Blaise, con el pelo totalmente erizado, la cola levantado una oreja con una cicatriz de punta a punta, un pedazo enorme de pellejo entre los dientes, gruñendo, enseñando unos dientes manchados de sangre y una mirada que echaba llamas por los ojos, ofrecía un aspecto aterrador. Los dos gatos, temblando de miedo se fueron corriendo. Shangai, entro jadeando junto a las hembras, Bingo y Blackie. En ese instante, agotado por la ardua pelea y sus heridas, Blaise cayó desmayado.

Capítulo 11 La ascensión a las colinas
A las dos horas Blaise despertó. El grupo había continuado subiendo, Orquídea y Shangai cargando a Blaise y Quimbler apoyado en Blackie. Ya habían subido 300 metros de los 500 de ascensión semivertical. Quimbler había recibido un golpe tremendo en la pata trasera, y no podría caminar por lo menos en una semana. A Rapaz solo le habían dado un zarpazo en la boca que le hizo sangrar la lengua, pero ya casi se había recuperado. Flash había sido ligeramente golpeado en una de las patas traseras, pero era un golpe pequeño. Blaise había estado a punto de perder la oreja, había estado vomitando sangre y le faltaba un trozo de pelo de la oreja. En realidad casi todos los daños los había recibido en la oreja derecha. Por suerte, no se lastimó el oído. Continuaron subiendo sin mayor accidente, y cuándo llegaron a la región casi plana, avanzaron sin formación. De pronto, Blackie divisó un poblado. Todos vieron un poblado que se miraba un poco más allá. Se poda ver un montón de casas, todas pequeñas. El poblado tenía un aire muy pacifico. Además divisaron una tienda de carne. El solo hecho de olerla, casi los vuelve locos. Pero aun así. El precavido Blaise envió primero a Rapaz para ver si la gente cargaba armas de fuego, pero no encontró ninguna. Así que ya más confiado celebró un consejo con los demás perros.
Blaise: Aquí delante tenemos un poblado, no es precisamente lo que pensábamos pero espero poder vivir allí.
Rapaz: Gracias, Blaise, por haberme ayudado desde que era un indefenso cachorro, hasta ahora que ya soy un zorro adulto. Pero no puedo vivir en un pueblo. Viviré una vida normal como zorro en está cueva que miran cerca, y les prometo que no atacaré las gallinas de este poblado. Con respecto a lo que dijo mi padre, creo que tienes más honor que tus ancestros los lobos.
Dicho esto, todos se despidieron de Rapaz, que se decidió a vivir en una cueva.

Epilogo
Mucho tiempo después, Rapaz todavía vivía en la misma cueva, constantemente era visitado por sus compañeros beagles, vivió feliz con una zorra, tuvo un hijo al que puso Zalgai, como su padre. Huska y Shangai fueron adoptados por un hombre rudo, que a pesar de eso era muy cariñoso con sus perros tuvieron dos cachorros a los que pusieron Sudoku y Mijail. Blaise y Orquídea fueron adoptados por un anciano, que era admirado por todo el pueblo por su sabiduría y tenía un nieto que adoraba a Blaise y Orquídea, tuvieron una camada de cuatro cachorros a los que pusieron Bingo, Jalea, Flash y Rapaz. Flash y Rápida fueron adoptados por una señora que tenía un jardín enorme, en donde Flash y Rápida se pasaban la vida corriendo, tuvieron un cachorro al que pusieron Rápido. Quimbler y Helga fueron adoptados por una señora un poco amargada, que también tenía un buldog, ellos no tuvieron hijos. Bingo fue adoptado por el hijo del anciano que adoptó a Blaise, el hijo del anciano también tenía una beagle de nombre Yale, con la que tuvo un hijo al que puso Blaise, en honor a su gran hermano, que no solo fue un gran hermano sino un gran líder ya que los guió durante la embestida del elefante, el ataque del zorro, el ataque del doberman, mientras cruzaban el río, durante la captura en la perrera, el ataque a los schnauzers, el ataque de los gatos monteses, además se había preocupado siempre del bienestar de todo el grupo. Como Bingo dijo mas tarde, era todo un beagle.

FIN